Cada año, cuando llega el Janal Pixán, la “comida de las ánimas” en lengua maya, Yucatán se transforma en un escenario místico donde la vida y la muerte se entrelazan en una celebración que honra a quienes ya partieron. Entre altares llenos de flores, velas, incienso y el tradicional mucbipollo, los Pueblos Mágicos del estado se preparan para recibir a locales y visitantes con una experiencia única y profundamente espiritual.
Del 31 de octubre al 2 de noviembre de 2025, 3 Pueblos Mágicos yucatecos ofrecen distintas maneras de disfrutar esta tradición ancestral. Cada uno refleja una faceta diferente del alma del pueblo maya: desde ceremonias junto a los cenotes hasta altares familiares y recorridos por antiguos conventos.
Valladolid, Izamal y Maní se consolidan como los destinos imperdibles para quienes desean vivir el Janal Pixán desde su esencia más auténtica, rodeados de historia, cultura y un ambiente cargado de simbolismo.
Valladolid: un homenaje ancestral en el Cenote Zací
El Pueblo Mágico de Valladolid celebra el Janal Pixán con el tradicional Festival de los Pixanes, una experiencia que combina rituales mayas, danza y espiritualidad en el emblemático Cenote Zací, ubicado en pleno corazón de la ciudad. Este evento convierte al cenote en un espacio sagrado donde las ánimas son recibidas con ofrendas, música y oraciones en lengua maya.
El festival incluye el Paseo de las Ánimas, un recorrido desde el centro histórico hasta el cenote, donde los participantes caminan con trajes típicos y rostros pintados como calaveras, evocando la conexión entre el mundo de los vivos y el de los espíritus. Además, los visitantes pueden disfrutar de narraciones de leyendas, exposiciones de altares familiares y concursos de arte funerario que resaltan la creatividad local.
Izamal: espiritualidad y color en el Pueblo de las Tres Culturas
Durante el Janal Pixán, Izamal se viste de dorado para recibir a las almas que regresan. En este Pueblo Mágico, el mercado local se llena de aromas, flores y productos alusivos a la temporada, mientras el Convento de San Antonio de Padua ofrece actividades culturales que mezclan la fe católica con la cosmovisión maya.
Una parada imperdible es el cementerio de Hoctún, a pocos minutos de Izamal, conocido por sus tumbas coloridas y su arquitectura singular. Cada sepultura es una obra de arte: algunas asemejan pequeñas casas con puertas y ventanas talladas, mientras otras recrean templos, relojes o figuras mayas. Los visitantes pueden unirse a tours guiados que incluyen degustaciones de tamales y chocolate caliente, así como visitas a hogares donde las familias explican el significado de cada elemento del altar yucateco.
Maní: tradición viva en el corazón de la Ruta de los Conventos
El Pueblo Mágico de Maní, cuyo nombre significa “el lugar donde todo pasó”, ofrece una de las celebraciones más conmovedoras del Janal Pixán. El Convento de San Miguel Arcángel, construido en el siglo XVI sobre antiguos templos mayas, se convierte en el centro espiritual de las festividades, con misas, procesiones y altares que unen el pasado prehispánico con la devoción cristiana.
Durante estas fechas, los visitantes pueden recorrer la Calzada del Amor, una pintoresca calle adornada con corazones, velas y papel picado, que adquiere un aire nostálgico y romántico. En este escenario, el Janal Pixán se vive como una oportunidad para recordar, compartir y mantener viva la memoria de los ancestros que siguen presentes en el corazón del pueblo yucateco.