CULTURA YUCATECA

Así lucía Chichén Itzá antes de ser restaurada y rescatada de la selva de Yucatán

Gracias al trabajo de exploradores y fotógrafos del siglo XIX, hoy es posible conocer cómo lucía este majestuoso sitio antes de su restauración

ENTRETENIMIENTO

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Se trata de uno de los íconos más grandes de la cultura mayaCréditos: Especial

Antes de convertirse en una de las maravillas del mundo moderno y el mayor ícono turístico del sureste mexicano, Chichén Itzá estuvo cubierta por la densa vegetación de la selva yucateca. Sus templos y esculturas, hoy admiradas por millones de visitantes, permanecieron durante siglos ocultas entre la naturaleza, deterioradas por el paso del tiempo y casi olvidadas por la historia.

Gracias al trabajo de exploradores y fotógrafos del siglo XIX, hoy es posible conocer cómo lucía este majestuoso sitio antes de su restauración. Entre ellos destacó Teoberto Maler, quien dejó un valioso registro visual de la antigua ciudad maya, permitiendo que el mundo conociera la grandeza de su arquitectura y el misterio que la rodeaba.

Su trabajo marcó un antes y un después en la arqueología mesoamericana, convirtiéndose en una referencia esencial para los estudios del patrimonio cultural de México. A través de sus fotografías, Chichén Itzá resurgió de la selva para ocupar el lugar que hoy tiene: un símbolo de identidad, historia y admiración mundial.

Los orígenes del descubrimiento de Chichén Itzá

La ciudad de Chichén Itzá, ubicada en el corazón de la península de Yucatán, fue una de las más importantes del mundo maya. Su esplendor alcanzó su punto máximo entre los siglos IX y XI, y tras su abandono, fue lentamente absorbida por la vegetación tropical. No fue hasta mediados del siglo XIX cuando el sitio volvió a despertar el interés del mundo académico.

Los exploradores John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood fueron los primeros en documentar las ruinas, publicando ilustraciones y relatos que capturaron la atención internacional. Sus expediciones entre 1839 y 1842 marcaron el inicio del redescubrimiento de la cultura maya, abriendo las puertas para futuras investigaciones arqueológicas y restauraciones.

Teoberto Maler, el fotógrafo que rescató el pasado

Sus imágenes muestran la pirámide de Kukulkán parcialmente cubierta por la selva
Créditos: Especial

Décadas más tarde, el arqueólogo y explorador Teoberto Maler continuó el trabajo iniciado por Stephens y Catherwood, aportando un avance crucial: el uso de la fotografía para registrar los sitios mayas. Nacido en Roma en 1842, Maler se estableció en México, donde dedicó su vida a documentar meticulosamente las ruinas de Yucatán y Guatemala.

Gracias a su lente, hoy conocemos cómo se veía Chichén Itzá antes de ser restaurada. Sus imágenes muestran la pirámide de Kukulkán parcialmente cubierta por la selva, muros derruidos y esculturas semienterradas. Su obra no solo preservó la memoria visual de estos monumentos, sino que ayudó a impulsar su rescate y conservación.

La defensa del patrimonio maya

Además de su labor documental, Maler fue uno de los primeros en denunciar los saqueos arqueológicos. Criticó abiertamente las acciones de Edward H. Thompson, quien extrajo artefactos del Cenote Sagrado para enviarlos a museos extranjeros. Maler consideraba que los objetos debían permanecer en su contexto original como parte del patrimonio nacional.

Sus esfuerzos por proteger las ruinas mayas lo convirtieron en un referente ético para la arqueología moderna. Aunque su trabajo fue poco valorado en su tiempo, hoy es reconocido por su enorme aporte al estudio y preservación de la cultura maya. Gracias a él, Chichén Itzá no solo fue redescubierta, sino rescatada de la selva para convertirse en un símbolo de orgullo mexicano.

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