Un nuevo caso de estafa telefónica en Mérida ha encendido las alarmas entre empresarios del sector restaurantero. El fraude, ocurrido en la madrugada del 23 de julio de 2025, afectó al restaurante Pollo Brujo, ubicado en la colonia García Ginerés, donde un vigilante nocturno fue manipulado durante horas por delincuentes que se hicieron pasar por directivos de la empresa. El resultado: un robo de aproximadamente 400 mil pesos.
La estrategia de los estafadores fue precisa y bien ejecutada. Con conocimiento interno del negocio y una narrativa convincente, lograron que el empleado siguiera sus instrucciones sin levantar sospechas. Lo más alarmante es que esta modalidad de engaño se está volviendo más frecuente, según reportes recientes de las autoridades de seguridad estatal, lo que plantea un desafío urgente para los sistemas de protección en establecimientos comerciales.
En respuesta a este suceso, la Secretaría de Seguridad Pública de Yucatán (SSP) y la Policía Estatal de Investigación (PEI) han iniciado una investigación para identificar a los responsables. Mientras tanto, han emitido recomendaciones clave para prevenir que otros negocios caigan en este tipo de fraudes, reforzando la necesidad de protocolos de verificación y comunicación interna más estrictos.
Así operaron los estafadores: 7 horas de manipulación telefónica
La estafa comenzó cerca de las 22:30 horas, cuando el vigilante nocturno recibió una llamada de un hombre que afirmaba ser directivo del restaurante. En una conversación que se prolongó hasta las 6:00 de la mañana, el supuesto gerente lo convenció de que debía realizar pagos urgentes, dándole instrucciones detalladas para abrir cuatro cajas fuertes dentro del local.
Durante la noche, el vigilante siguió al pie de la letra las órdenes del impostor. Entregó grandes sumas de dinero en efectivo a choferes de transporte privado que se presentaron en el sitio en distintos momentos. Una mujer fue quien recogió la mayor parte del dinero, asegurando que lo trasladaría a Valladolid. El resto fue depositado en cajeros automáticos por el propio empleado, siguiendo las indicaciones del estafador.
Los delincuentes mantuvieron al vigilante en la línea durante más de siete horas, controlando sus acciones y asegurándose de que no sospechara del engaño. Fue hasta después de completar todas las transacciones que el empleado comenzó a dudar y pidió ayuda a una patrulla de la SSP que rondaba por la zona. Para entonces, el dinero ya había desaparecido.
Investigaciones en curso y recomendaciones para evitar fraudes
Tras recibir el reporte, la policía canalizó el caso al Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo e Inteligencia (C5i), mientras que agentes de la PEI tomaron control de la investigación. El equipo de la mañana en el restaurante encontró las oficinas desordenadas, vidrios rotos, cerraduras forzadas y las cajas fuertes completamente vacías, lo que confirmó que se trató de una operación planeada con precisión y no un robo común.
Las autoridades sospechan que los delincuentes contaban con información interna del negocio, incluyendo la ubicación exacta del dinero y los horarios del personal. Por ello, exhortan a los empresarios a revisar sus protocolos de seguridad y a capacitar a su personal sobre cómo actuar ante llamadas sospechosas.
Entre las recomendaciones destacan: nunca autorizar movimientos de dinero basándose solo en instrucciones telefónicas, implementar medidas de doble verificación con llamadas o mensajes a números oficiales, y denunciar cualquier situación extraña al 911 o al número anónimo 089. El caso de Pollo Brujo no solo evidencia una creciente sofisticación en las estafas, sino también la urgencia de estar preparados para prevenirlas.