En Yucatán, un nuevo enemigo silencioso amenaza la salud pública: el Aedes vittatus, un mosquito invasor detectado por primera vez en septiembre de 2024. Originario de Asia, África y el Mediterráneo, esta especie se suma a los ya conocidos Aedes aegypti y Aedes albopictus, ampliando el riesgo de transmisión de virus como dengue, chikungunya, Zika y fiebre amarilla.
Su aparición en la región es un recordatorio de cómo la globalización y los cambios climáticos facilitan la migración de especies exóticas. Viajes aéreos, comercio marítimo y acumulación de agua en patios y selvas cercanas a sitios turísticos han facilitado su dispersión rápida. La presencia de este “supermosquito” obliga a autoridades, científicos y ciudadanos a replantear la estrategia de control de vectores en Yucatán.
Pese al riesgo, la detección temprana abre oportunidades para la acción. Expertos de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), como Julio Tzuc Dzul y Carlos Baak-Baak, lideran esfuerzos de monitoreo y análisis genético que buscan anticipar rutas de propagación y establecer medidas de contención.
Aedes vittatus ¿dónde fue el primer avistamiento en Yucatán?
El 11 de septiembre de 2024, el Aedes vittatus fue detectado por primera vez en Xcalacoop, cerca de Chichén Itzá, a través de trampas del Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi de la UADY. Esta primera captura evidenció la facilidad del mosquito para ingresar a zonas de alto tránsito turístico, subrayando la necesidad de vigilancia inmediata.
Semanas después, se registraron ejemplares en Tinum, Tixkokob y Mérida, mostrando una dispersión rápida de más de 100 kilómetros. Su adaptación a depósitos de agua urbanos y remansos silvestres convierte a la región en un hábitat ideal, elevando el riesgo de brotes epidémicos y exigiendo mapeo de rutas migratorias para anticipar su impacto en toda la península.
¿Cuál es el riesgo viral que transporta el Aedes vittatus?
Con un ciclo vital de aproximadamente 30 días y hembras capaces de depositar hasta 100 huevos por ciclo, el Aedes vittatus es un vector altamente eficiente. Su capacidad para sobrevivir en condiciones adversas y su afinidad por la sangre humana lo convierten en un transmisor potencial de múltiples enfermedades tropicales simultáneamente, como lo son:
- Dengue
- Chikungunya
- Zika
- fiebre amarilla
A diferencia de especies locales, este mosquito tolera la desecación de huevos, permitiendo que resurja tras periodos secos. En un contexto de cambio climático que prolonga la temporada de vectores, su presencia amplifica la presión sobre los sistemas de salud y obliga a la población a reforzar medidas preventivas básicas en casa y espacios comunitarios.
Estrategias de control y participación comunitaria
La UADY ha implementado monitoreo genético para rastrear el origen y la expansión del mosquito, conectando hallazgos con brotes previos en el Caribe. Estos datos permiten diseñar protocolos de fumigación selectiva y sistemas de alerta temprana que involucran a la ciudadanía.
Las acciones cotidianas, como vaciar depósitos de agua, cubrir cisternas y plantar especies repelentes, se complementan con la vigilancia digital y la colaboración vecinal. Este enfoque integral busca no solo contener la amenaza, sino fortalecer la resiliencia comunitaria, convirtiendo la detección del Aedes vittatus en un llamado activo a proteger la salud y el ecosistema del estado.