Daniel Moo Vázquez, un joven yucateco de 14 años, está haciendo historia con sus pies. Con una larga trayectoria dancística, el bailarín ha demostrado que la edad no es un medidor cuando de pasión se trata y en dos ocasiones ha puesto en alto a Yucatán y a México ante el mundo.
En entrevista para El Heraldo de México Yucatán, Daniel compartió las experiencias que le ha dejado su carrera como bailarín de tap y los retos que enfrentó para llegar hasta donde está actualmente. Esta es su historia.
Una pasión que surgió desde la infancia
Daniel Moo Vázquez es un joven originario del estado de Yucatán que, a pesar de su corta edad, ya acumula toda una serie de triunfos. Amante del dibujo, el canto y el baile, estudia el tercer grado de secundaria y se especializa en el mundo dancístico.
Su amor por el baile es tan grande que, según su mamá, la señora Luz Vázquez, el joven comenzó a bailar antes de aprender a caminar.
Conforme fue creciendo, la pasión del joven también aumentó y a la edad de cinco años, Daniel inició a tomar clases de baile de ballet y jazz.
Tras la pandemia de Covid-19, sus cursos en la disciplina se extendieron hasta que finalmente llegó al tipo de danza que lo hace brillar: el tap.
El tap: una forma de hacer música con los pies
Hace aproximadamente cuatro años, en una de las tantas clases que tomaba en su academia, Daniel Moo descubrió el tap. La sorpresa fue grata ya que descubrió que además de bailar, tenía la capacidad de que el sonido de sus pies se convirtieran en música.
“Yo nunca creí que podría bailar con mis pies. O sea, hacer música con mis pies”.
Moo Vázquez no pasó por alto su nuevo descubrimiento y de inmediato lo comenzó a practicar. El joven experimentó tal avance que los concursos llegaron a su vida e incluso fue seleccionado, por primera vez, para participar en el Campeonato Mundial de Tap. Sin embargo, no puedo acudir por la falta de recursos económicos.
“Me seleccionaron para el Mundial de Tap, pero como no teníamos recursos mi mamá y yo para poder ir a un Mundial, pues elegimos no ir”.
Su salto a nivel mundial
Pese a que la primera vez no pudo acudir, al siguiente año, Daniel fue seleccionado nuevamente para ir a la competencia internacional en Europa. Esta vez sí tomó el reto.
Con el total apoyo de su mamá, el joven comenzó sus rutinas de preparación e inició con una recolecta de recursos que le permitieron llegar a la élite mundial. Este 2025, el joven volvió a repetir la hazaña y voló hasta Praga en República Checa, para representar a México.
“Aprendí cosas no solo de TAP. También aprendí cosas de cómo manejar mi frustración; también emocionalmente maduré, estuve apoyándome a mí mismo, las demás personas también me apoyaron. El primer año me sirvió mucho para crecer y este año me sirvió para crecer mucho más”.
Un trabajo en equipo
Daniel Moo Vázquez ha cumplido sus sueños siempre de la mano de su gran equipo: su mamá. Y es que la señora Luz se ha esforzado en todo momento por ayudarle a su hijo a cumplir sus sueños.
“Ella me ha ayudado mucho en seguir adelante. Literal me llevó dos veces a Europa. No sé cómo lo hizo, pero lo logró. Le agradezco mucho también porque para ella ha de ser difícil ser mamá, trabajar, pagar muchas cosas y además irnos al mundial que cuesta mucho. O sea, está trabajando muy duro y sí se lo debería de agradecer porque está luchando mucho por mí”.
Luz también es el lugar seguro de Daniel, ya que su apoyo no se ha limitado al aspecto económico o la trayectoria dancística. Ella ha estado presentando en el cuidado de su salud física y mental.
Sin embargo, el amor es totalmente correspondido. En entrevista para El Heraldo de México Yucatán, la señora Luz compartió que ella confía en que Daniel logrará lo que se proponga en el mundo de la danza o fuera de él.
“Yo creo que él tiene los recursos suficientes para lograr lo que se proponga y en cualquier sentido, cuenta conmigo para ello”.
Un sueño compartido
Aunque nunca se imaginó estar en las ligas mayores del tap, Daniel tiene el firme propósito de seguir mejorando y “ver qué tan lejos puede llegar”. Los restos físicos, económicos y académicos no han sido suficientes para frenar su pasión y disciplina. Precisamente por eso, si pudiera mirar atrás y dar un mensaje asimismo, sería el de no quedarse en el mismo lugar.
“Le diría al Daniel del pasado que no se quede en un mismo lugar, porque pues puede ir mucho más lejos, no solo de los teatros, sino por todo el mundo”.
Por ahora, el joven también sueña con estudiar Psicología y poder ayudar a más personas. Con su experiencia, está dejando un mensaje claro para aquellos niños y jóvenes que tienen grandes metas: intentar cumplirlas pase lo que pase.
“Es peor no intentarlo, que arriesgarse. Mi mamá y yo nos arriesgamos. O sea, para nosotros era imposible ir hacia Europa, Pero dijimos, "pues vamos a intentarlo” y cuando regresamos, mi mamá me dijo que ella también veía imposible ir otra vez, o sea, dos años seguidos, y aún así lo hicimos. Es mejor intentarlo que no hacer nada”.