El tercer día del Janal Pixán es el último día de la fiesta que fusiona el mundo de los muertos con el de los vivos.
El 2 de noviembre se dedican rezos especiales a las almas de los difuntos que no tienen a dónde ir ni familia a la cual regresar. A estas ánimas se les pone un pequeño altar aparte.
Este día se llama Janal Pixanoob o misa pixán y también se dedican oracines a las ánimas en el cementerio local.
Con el Janal Pixán, la cultura yucateca reconoce sus sólidas raíces mayas y también las influencias culturales que ha ido sumando a lo largo del tiempo, como el Pixán Peek, o comida para las ánimas de los animales de compañía.
Lo cierto es que el Janal Pixán permite un encuentro entre generaciones y edades; un encuentro que se da en el silencio, en el ritual de las velas que se encienden para iluminar el camino de los difuntos; en las flores que llenan de aroma el ambiente para que los difuntos sepan que su llegada provoca felicidad.
El Janal Pixán permite que los vivos abracen y conversen con sus seres queridos que trascendieron, y que vuelvan al sitio donde fueron amados y de donde volverán sabiendo que no han sido olvidados.
Con cada altar, mantenemos vivo el recuerdo y llenamos de luz y confort el corazón.