DÍA INTERNACIONAL DE LAS RESERVAS DE LA BIOSFERA

Reservas de la Biosfera en Yucatán: ¿cuáles son y por qué son importantes?

La Península de Yucatán es uno de los territorios más biodiversos; en esta región están algunas de las reservas más importantes del país

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Yucatán tiene en la Ría Lagartos un arrecife de coral.Créditos: Freepik

La península de Yucatán es uno de los territorios más biodiversos de México;  estos espacios son laboratorios vivos, santuarios y guardianes del conocimiento tradicional. Las reservas ofrecen una experiencia profunda de conexión con la vida natural y con los pueblos que las habitan.

Calakmul

En lo profundo del sur de Campeche, bordeando la selva petenera de Guatemala, se encuentra la Reserva de la Biosfera Calakmul. Con más de 720,000 hectáreas, es una de las extensiones selváticas más grandes de México y uno de los últimos bastiones del jaguar en el país. Calakmul también alberga una de las ciudades más representativas de la civilización maya clásica, con más de 6,000 estructuras registradas y algunas de las pirámides más altas de Mesoamérica. Declarada Patrimonio Mixto de la Humanidad por la UNESCO, Calakmul representa el binomio perfecto entre cultura y naturaleza.

Recorrer sus senderos es una experiencia sensorial: la humedad del suelo, el canto lejano de los tucanes, el aullido grave de los monos saraguatos, y la visión de estructuras milenarias emergiendo entre la selva dan forma a una vivencia inolvidable. Aquí se puede observar un mosaico de ecosistemas: selva alta, mediana y baja, donde conviven especies en peligro como el tapir, el águila arpía y más de 350 tipos de aves. Visitar Calakmul es sumergirse en el corazón verde del mundo maya.

Banco Chinchorro

A unos 30 kilómetros de la costa de Mahahual se extiende uno de los atolones más impresionantes del hemisferio occidental, el Banco Chinchorro. Esta reserva marina de más de 144,000 hectáreas forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano, el segundo más grande del mundo, y es hogar de una biodiversidad extraordinaria tanto bajo el agua como en sus cayos.

Lo que hace único a Banco Chinchorro no es solo su belleza submarina, sino su carácter casi intacto. Solo se puede acceder con permisos especiales y en compañía de guías expertos autorizados, lo que ha permitido preservar su riqueza biológica. Entre sus habitantes se encuentran tiburones nodriza, peces loro, langostas gigantes, tortugas marinas y una vasta comunidad de aves costeras. Además, el atolón guarda los restos de más de 60 embarcaciones hundidas, desde galeones españoles hasta buques mercantes del siglo XX, lo que lo convierte en un destino de culto para buzos e historiadores.

En algunos de sus cayos, un grupo de pescadores conocidos como los chinchorreros habita palafitos sobre el mar. Estas viviendas temporales construidas sobre pilotes de madera son una muestra viva de la adaptación humana a la vida marina. Su presencia, regulada por prácticas de pesca artesanal, es parte del equilibrio delicado que esta reserva ha logrado mantener.

Sian Ka’an

Sian Ka’an, que en lengua maya significa “Lugar donde nace el cielo”, es un universo de ecosistemas entrelazados que se extiende por más de 528,000 hectáreas al sur de Tulum. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987, esta reserva de la biósfera alberga selvas tropicales, sabanas, manglares, arrecifes y más de 20 sitios arqueológicos mayas que testimonian la ocupación humana desde hace siglos.

Sian Ka’an es un auténtico mosaico ecológico que es sustento de más de 100 especies de mamíferos, 330 especies de aves, manatíes, cocodrilos, jaguares, ocelotes y cientos de especies vegetales, muchas de ellas endémicas. Este paraíso en la tierra no es solo un refugio natural; es también un ejemplo de convivencia sostenible. Comunidades mayas como Muyil y Punta Allen ofrecen experiencias de ecoturismo con un profundo respeto por el entorno. Disfruta paseos en lancha por canales prehispánicos, caminatas interpretativas, observación de aves y gastronomía tradicional con ingredientes locales.

El acceso a Sian Ka’an es una travesía en sí misma. Sus caminos de terracería y sus escasas señalizaciones hacen que el viaje sea parte de la aventura. Al llegar encontrarás un remanso de contemplación y el silencio. Aquí, la naturaleza se manifiesta en su estado más puro.

Ría Celestún

En la costa noroccidental de Yucatán, donde los ríos subterráneos se encuentran con el mar, se abre un estuario prodigioso llamado Ría Celestún. Esta reserva de la biósfera abarca cerca de 81,000 hectáreas de manglares, dunas, petenes, lagunas y selvas bajas, conformando uno de los humedales más importantes del Golfo de México.

Inicia en Yucatán y desemboca en Campeche y tiene el rango de Reserva Especial de la Biosfera, pues no ha sido alterada por el ser humano. La ría tiene un valor especial pues es el principal centro de alimentación del flamenco rosado y hogar de 95 especies de aves residentes y 75 migratorias.

La mejor forma de recorrerla es tomar una lancha en Celestún para visitar la colonia de flamencos y recorrer sus ecosistemas de duna costera, estero, manglar, petén y pantano. Hay también una laguna de agua dulce y el bosque petrificado por la sal, que da lugar a un paisaje árido poco frecuente. En sus playas desovan tortugas caguama y carey mientras que en sus aguas habitan pulpos, langostas, meros, jaibas, camarones, robalos y pargos, que no puedes  dejar de probar en alguno de los restaurantes locales mientras te relajas en la playa.

La criatura más icónica de la reserva es el flamenco rosado caribeño, que cada año forma aquí enormes colonias para anidar y alimentarse. Ver a miles de estas aves sobrevolar la ría en formación perfecta es un espectáculo natural que atrae a observadores de aves y fotógrafos de todo el mundo. Además, Celestún alberga más de 300 especies de aves, reptiles como el cocodrilo de pantano, y mamíferos como el mapache cangrejero.

Arrecife Alacranes

Este Parque Nacional está integrado principalmente por tres áreas: los márgenes arrecifales, la laguna interior y las cinco islas arenosas (Isla Pájaros o Blanca, Isla Chica, Isla Pérez, Isla Muertos o Desertora e Isla Desterrada) que dan lugar al único banco de coral en Yucatán y el más grande en el Golfo de México. Las islas son hogar de numerosas aves y especies amenazadas como el gavilán pajarero, el halcón peregrino o el chorlito silbador, así como área de desove de tortugas.

Sólo es accesible por vía marítima, el puerto más cercano es Progreso.

Ría Lagartos

Se trata de una Reserva Especial de la Biosfera de 47,840 hectáreas donde existen varios asentamientos humanos como El Cuyo, Las Coloradas, Río Lagartos y San Felipe, el más significativo y también puerta de entrada a la reserva. Es un importante puerto y pueblo de pescadores con casas de madera pintadas de vivos colores, las cuales invitan a caminar por el malecón que bordea el estero. Aquí puedes embarcarte en un paseo en lancha por la ría para observar las numerosas especies de aves que habitan en ella, ir de pesca, o pasar un día en sus playas de arena blanca. La ría es rica en ecosistemas, ya que hay vegetación sumergida, duna costera, manglar, selva baja caducifolia, tular y petén en los que habitan venado cola blanca, lagarto, ocelote, jaguar, aves como el halcón peregrino, el loro yucateco, el chorlito y la estrella del lugar: el flamenco rosado.

Para llegar, desde Mérida toma la carretera núm. 180 con rumbo a Valladolid. Después, sigue por la desviación hacia Tizimín y continúa hasta Río Lagartos y San Felipe.

Faro de conocimiento

Las reservas de la biósfera en la península de Yucatán son faros de conservación en una región sometida a presiones crecientes: expansión urbana, deforestación, turismo masivo y cambio climático. En cada una de estas áreas, la vida silvestre coexiste con las comunidades locales y con los vestigios de una civilización milenaria. La clave para su supervivencia está en ese equilibrio delicado.

Para los viajeros, visitar estos espacios es más que una escapada: es una oportunidad para reconectar con la naturaleza, aprender de los saberes ancestrales y participar en un turismo transformador. Preservar estas reservas es un compromiso colectivo, donde cada visita, cada elección de viaje y cada palabra compartida contribuyen a mantener vivo este legado natural y cultural.

¿Por qué son importantes?

Las reservas de la biósfera de la península de Yucatán nos recuerdan que la riqueza de un territorio no está solo en lo que ofrece al visitante, sino en cómo se cuida y se respeta. En estos santuarios, naturaleza y cultura hablan con una sola voz.

Conservación de la biodiversidad: Protegen ecosistemas únicos y hábitats de especies representativas y en peligro de extinción.

Investigación y educación: Sirven como centros de investigación científica para el desarrollo sostenible.

Desarrollo económico y social: Fomentan prácticas de explotación sostenible de recursos, beneficiando a las comunidades locales.

Patrimonio cultural y arqueológico: Muchas de estas áreas contienen importantes sitios arqueológicos de civilizaciones pasadas.

(Con información de UNESCO y Gobierno Mexicano)

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