En Yucatán, una historia inesperada conmovió a cientos de usuarios en redes sociales luego de que un perrito del municipio de Dzilam González se volviera protagonista de una curiosa anécdota. Lo que parecía un día normal para el lomito terminó convirtiéndose en una aventura que rápidamente circuló en plataformas digitales.
La escena fue captada por vecinos que acudían a una jornada gratuita de esterilización para mascotas. Entre la fila, un perrito negro, conocido en la comunidad por su carácter sociable, comenzó a pasearse alegremente entre las personas, saludando y moviendo la cola sin parar. Nadie imaginaba que su curiosidad lo llevaría directamente al quirófano.
Créditos: Especial
La sorpresa surgió cuando, tras avanzar con la fila como si fuera un participante más, el equipo encargado de la campaña se dio cuenta de que no tenía dueño presente. Policías municipales lo resguardaron mientras los veterinarios procedían con la esterilización, ya que ningún responsable acudió a reclamarlo en ese momento.
¿Qué pasó en Dzilam González? Un lomito “demasiado social” que terminó en la fila sin querer
Testigos compartieron que el perrito comenzó a seguir la dinámica de la jornada simplemente por convivir, sin mostrar miedo ni resistencia. Se movía entre los asistentes con total confianza, como si conociera perfectamente a todos, lo que llevó a que nadie sospechara que había llegado por su cuenta y sin supervisión.
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Al no identificar a ningún propietario, los encargados decidieron incluirlo en el procedimiento para evitar que regresara a la calle sin protección reproductiva. La intervención se realizó sin complicaciones y el animal permaneció bajo observación hasta recuperarse de la anestesia, siempre acompañado por elementos de la policía local.
Un final feliz para el perrito de Dzilam González
Cuando el lomito despertó y se preparaba para ser reubicado temporalmente, finalmente llegó su dueño. Entre risas y sorpresa, reconoció al perrito y lo regañó con cariño, recordándole que no debía escaparse de casa. Para muchos usuarios, esa frase fue el toque final que volvió la historia aún más entrañable.
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El animal regresó a su hogar con su tratamiento postoperatorio, completamente sano y sin mayores complicaciones. La anécdota, que ya circula ampliamente, no solo provocó risas sino que también recordó la importancia de la esterilización responsable, aun cuando en este caso el protagonista haya llegado “por accidente”.