Más allá de ser destinos turísticos populares, los cenotes de Yucatán representan una conexión profunda con la historia, la ecología y la espiritualidad de la región. Estas formaciones naturales, únicas en el mundo, son verdaderos espejos del pasado y fuentes vitales para la vida en la península.
El término “cenote” deriva del vocablo maya dzonoot, que significa “pozo con agua”. Estas cavidades se crean en terrenos de roca caliza que, al disolverse lentamente con el agua de lluvia, forman túneles y cámaras subterráneas que, con el paso del tiempo, pueden colapsar o abrirse al exterior. Según los especialistas, cuanto más abierto es un cenote, más antiguo suele ser.
Para los antiguos mayas, los cenotes eran mucho más que depósitos de agua: eran lugares sagrados considerados puertas al inframundo, conocido como Xibalbá. En ellos se llevaban a cabo rituales relacionados con la vida, la muerte y la fertilidad. Además, constituían una fuente esencial de agua potable para sus comunidades.
Este es el valor ecológico de los cenotes
Estos cuerpos de agua forman parte del sistema de acuíferos más extenso de México, proveyendo de agua a gran parte de la región. Al mismo tiempo, albergan especies únicas como peces ciegos y otros organismos endémicos. Los cenotes también actúan como importantes reservas ecológicas y paleontológicas.
Cenotes que no te puedes perder
Entre los cenotes más destacados de Yucatán se encuentran:
- Xlacah, en la zona arqueológica de Dzibilchaltún
- X’Batún, ubicado cerca de Mérida
- X’kekén, famoso por su belleza en Valladolid
- Samulá, con sus formaciones rocosas impresionantes
- Ik Kil, muy visitado por su cercanía con Chichén Itzá
Estas son las amenazas actuales para los cenotes
A pesar de su relevancia ecológica y cultural, los cenotes enfrentan serios riesgos. La expansión urbana, el turismo no regulado y sobre todo la actividad de la industria porcícola han contribuido a su contaminación. La deforestación y el vertido de desechos amenazan con alterar irremediablemente estos frágiles ecosistemas.
Los cenotes no solo son maravillas naturales: son esenciales para entender la identidad, la historia y la biodiversidad de Yucatán. Visitarlos con responsabilidad y fomentar su conservación es una forma de proteger este legado milenario.
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